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Mitos

Durante la época del Renacimiento y el Barroco, vuelve a resurgir la mitología como tema de composición, tanto literaria como artística, y la cual es tratada hasta la extenuación. Se percibe un gran interés en la representación de mitos durante el Siglo de Oro.

Apolo persiguiendo a Dafne

 

Pintor: Cornelis de Vos

Fecha: 1636-1638

Ubicación: Museo del Prado, Madrid (España)

Poema:

 

Bermejazo Platero de las cumbres

A cuya luz se espulga la canalla:

La ninfa Dafne, que se afufa y calla,

Si la quieres gozar, paga y no alumbres.

Si quieres ahorrar de pesadumbres,

Ojo del Cielo, trata de compralla:

En confites gastó Marte la malla,

Y la espada en pasteles y en azumbres.

Volvióse en bolsa Júpiter severo,

Levantóse las faldas la doncella

Por recogerle en lluvia de dinero.

Astucia fue de alguna Dueña Estrella,

Que de Estrella sin Dueña no lo infiero:

Febo, pues eres Sol, sírvete de ella.

 

A  Apolo siguiendo a Dafne, Francisco de Quevedo

La caída de Faetón

 

Pintor: Jan Carel van Eyck

Fecha: 1636-1638
Ubicación: Museo del Prado, Madrid (España)

 

Poema:

Pudo quitarte el nuevo atrevimiento,

bello hijo del Sol, la dulce vida;

la memoria no pudo, qu'extendida

dejó la fama de tan alto intento.

 

Glorioso aunque infelice pensamiento

desculpó la carrera mal regida;

y del paterno carro la caída

subió tu nombre a más ilustre asiento.

 

En tal demanda al mundo aseguraste

que de Apolo eras hijo, pues pudiste

alcanzar dél la empresa a que aspiraste.

 

Término ponga a su lamento triste

Climente, si la gloria ganaste

excede al bien que por osar perdiste.

 

A Faetón, Juan de Arguijo

Paisaje con la caída de Ídalo

Pintor: Pieter Brueghel el Viejo

Fecha: 1554-1555

Ubicación: Museos reales de Bellas Artes, Bruselas (Bélgica)

 

Poema:

 

Si para refrenar este deseo

loco, imposible, vano, temeroso,

y guarecer de un mal tan peligroso,

que es darme a entender yo lo que no creo,

no me aprovecha verme cual me veo,

o muy aventurado o muy medroso,

en tanta confusión que nunca oso

fiar el mal de mí que lo poseo,

¿qué me ha de aprovechar ver la pintura

de aquel que con las alas derretidas

cayendo, fama y nombre el mar ha dado

y la del que su fuego y su locura

llora entre aquellas plantas conocidas

apenas en el agua resfriado?

 

Soneto XII, Garcilaso de la Vega

Orfeo y Eurídice

Pintor: Pedro Pablo Rubens

Fecha: 1636-1638

Ubicación: Museo del Prado, Madrid (España)

 

Poema:

​

Orfeo por su mujer,

dicen que bajo al Infierno;

y por su mujer no pudo

bajar a otra parte Orfeo.

Dicen que bajó cantando

y por sin duda lo tengo,

pues en tanto que iba viudo,

cantaría de contento.

Montañas, riscos y piedras

su armonía iban siguiendo,

y si cantara muy mal

le sucediera lo mesmo.

Cesó el penar en llegando

y en escuchando su intento,

que pena no deja a nadie

quien es casado tan necio.

Al fin pudo con su voz

persuadir los sordos reinos;

aunque el darle a su mujer

fue más castigo que premio.

Diéronsela lastimados,

pero con Ley se la dieron:

que la lleve y no la mire,

ambos muy duros preceptos.

Iba el delante guiando,

al subir; porque es muy cierto

que al bajar son las mujeres

las que nos conducen, ciegos.

Volvió la cabeza el triste;

si fue adrede, fue bien hecho;

si acaso, pues la perdió,

acertó esta vez por yerro.

Esta conseja nos dice

que si en algún casamiento

se acierta, ha de ser errando,

como errarse por aciertos.

Dichoso es cualquier casado

que una vez quedó soltero;

mas de una mujer dos veces,

es ya de la dicha extremo.


Orfeo y Eurídice, Francisco de Quevedo

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